viernes, 23 de noviembre de 2012

Y llega ese día en que te miras al espejo y no te reconoces. ¿Dónde están tus ojeras y tu flequillo? ¿Qué ha sido del brillo de tus ojos? Todo eso ha sido sustituido por un vacío acaparador y desbordante. 
¿Qué fue de lo que eras hace un año? Del sufrimiento, del desgarro. 
¿A dónde fueron tus ganas de huir? Correr, gritar, saltar. Ya no eres tú. Ya no soy yo. 
Ya ni siquiera en escribir encuentro estabilidad, ni siquiera esto me sacia. 
Inquietudes, preguntas y vacío otra vez. 
Mi elixir no es eterno, ni tan siquiera elixir. Llegará el día en que me vuelva a preguntar el porqué de todo esto y tiemble al escuchar la respuesta.
Nadie, nunca, nada, no.

martes, 31 de julio de 2012

Derribo el muro que sujeta a la bestia.

¿Sabes? Siempre me gustaron los imposibles. Jugué una y otra vez a quemar distancias, a barrer sonrisas y a enmarcar recuerdos. Aprendí a dar mi todo por un nada y a confiar en el tiempo. Amé. Caí demasiadas veces al profundo pozo de esa soledad lejanamente conocida, de la cual nunca creí poder salir.

Y apareciste tú: tan cercano, tan posible. Un faro en una noche de tormenta, la rama de olivo, mi nada por un todo. Esos dieciocho lunares. El único que me ha dado razones por las que escribir, el único por el que arriesgarse.

martes, 24 de abril de 2012

Y allí estaba ella, sentada en aquel bar: sola, a pesar de la gente que reía a su alrededor; fría, sin percibir los 30 grados de la calle; vacía, ignorando el puto volcán que estaba a punto de entrar en erupción en su interior. Se decepcionaba a sí misma día tras día, cerveza tras cerveza, y se juraba que aquella sería la última vez.

Cuando dejó de distinguir el sabor de aquel líquido amargo en su boca salió de allí, prometiéndose cambiar de vida hasta el sábado siguiente. Corrió todo lo rápido que pudo, intentando luchar contra las agujas del reloj (esas que tanto le angustiaban), hasta que llegó a ese rincón oscuro, su rincón de paz en la contaminada ciudad.

Se tumbó en aquel césped, mirando las estrellas, y pensó. Pensó y reflexionó como hacía mucho tiempo que no hacía. Abrió los cajones que no se había permitido tocar en meses, y rompió a base de recuerdos la pared que tanto le había costado construir alrededor de su corazón.

Ya no le quería, claro que no, pero era imposible dejar de sentir, en todos los aspectos y magnitudes. Se rió de sí misma, y de todas las veces que había repetido que estaba olvidado. De todas y cada una de las veces que se había refugiado en otros labios, cuando lo único que realmente quería era fundirse en sus manos, navegar en sus ojos, perderse en su olor.

Y lloró. Lloró bajo aquella noche estrellada prometiéndose, una vez más, que aquella sería la última vez.

jueves, 5 de abril de 2012

If you hear me, let me know.


Ojalá pudieras verme y notar cuánto he cambiado, cuánto he crecido. Ojalá pudieses apreciar esa sutil diferencia. ¿Realmente llegamos a conocernos alguna vez? ¿Sabes que me pongo nerviosa cuando tengo que pedir en un restaurante o cuando voy a pagar en una tienda? ¿Y de mal humor cuando tengo hambre?

Ojalá hubiéramos llegado a ese punto de ingravidez en el que con una mirada sobra lo demás. Pero no había miradas, no en nuestra historia. Ojalá no fuesen todo palabras y realmente tú pudieras leerme como un libro abierto, ojalá conocieras todas y cada una de mis neuras. Ojalá me hubieras visto evolucionar a tu lado, ojalá hubiésemos sido uno solo, y no dos mitades separadas. Ojalá hubiésemos sido tan “NOSOTROS” que no pudiésemos concebir un diminuto “tú y yo”. Ojalá hubiéramos llegado a hacer todo aquello que prometimos que haríamos juntos algún día.

Ojalá. Ojalá fueses capaz de mirarme y darte cuenta de que, a pesar de todo, sigo siendo la misma niña tonta que se eriza al recordarte. Sí, ojalá a pesar de todo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Autorretrato.

Completamente sola ante el espejo. Yo. Sin tapujos, sin verdades que maquillar. Nunca se me dio bien aquello de disimular por necesidad. Siempre preferí las miradas sinceras y las sonrisas que derriten icebergs.


Completamente sola ante el espejo. Yo. Diferente, renovada, desconocida.Tengo frío, ¿y a quién coño le importa que yo tenga frío? Es una soledad tras otra. Un tictac de reloj que convierte cada instante en insostenible.


Completamente sola ante el espejo. Yo. Cansada de no ser, de no estar. Cansada de ti y de mí, y de todos los demás. Cansada de los que no son ni serán.

martes, 6 de marzo de 2012

NOSOTROS.

No consigo recordar en qué momento de mi lucha interna me dormí anoche. Tampoco me acuerdo de cómo me he despertado esta mañana. No puedo asegurar siquiera que haya dormido.
Sigo debatiéndome entre la vida y la muerte, entre querer y poder. Como ayer. Como siempre. Y el final no empieza hoy. Lo sé, lo sabemos. Qué bien sienta una primera persona del plural de vez en cuando.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Tell me something I don't know.

Lo sé, que probablemente no sea la chica más madura que hayas conocido, ni la más ambiciosa, ni la que tiene los ojos más verdes. Sé que me pierde ese pronto que tan arisca me hace parecer a veces. También sé las pocas ganas que dan de hablar conmigo cuando me da una de mis rabietas tontas de quinceañera, o cuando te digo todo lo que pienso sobre ti y tu saber estar, tu estúpido autocontrol. Sé que no soy perfecta, eso me ayuda mucho.


Pero, ¿sabes qué? También sé que puedo hacerte vibrar, sentir. Sé que conseguiría hacerte respirar tan fuerte que se rompiera el aire. Y, ¿sabes algo más? Sólo hay una cosa que me pierde más que mi pronto: tu sonrisa. Sé que podría acostumbrarme a que te perdieras en mis ojos y a sentir tu aliento en mi cuello.


Pero, ¿quieres saber qué es lo mejor de todo? Que, a pesar de todos los esfuerzos que haces y lo fuerte que cierras los ojos para no ver mi cara dibujada en tu mente, tú también lo sabes.